Es un monumento llamado popularmente El Corral de los Indios, aunque sea un nombre erróneo, ya que, según la Real Academia de la Lengua Española, un corral es un sitio cerrado y descubierto que sirve habitualmente para guardar animales, pero los aborígenes no eran animales.
La Plaza Ceremonial Aborigen tenía un significado muy especial para los pobladores indígenas. Para ellos, ese era el centro de La Española, lo que demuestra el gran conocimiento de la geografía insular que tenían. No obstante, ese no es exactamente el punto central, a pesar de estar muy próximo de ahí.
Se trata de un espacio compuesto por dos círculos concéntricos y en el centro del círculo más pequeño se observa una piedra alargada en la cual, conforme a la leyenda, solía sentarse la cacica Anacaona y a su alrededor se practicaban el conjunto de bailes, juegos, cánticos y declamaciones que se conocen con el nombre de “areíto”.
De igual manera, este era el lugar donde, con frecuencia, se practicaba el ritual taíno más importante, conocido como “El rito de la cohoba”, consistente en la ingesta de sustancias alucinógenas con las cuales, el cacique entraba en trance y se comunicaba con los dioses.
Es importante señalar que, con independencia del valor espiritual de este espacio, también se le atribuye importancia en el ámbito científico porque ahí se llevaba a cabo la observación astronómica.
Notable deterioro
Más allá de la importancia de ese enclavado para la República Dominicana, la Plaza Ceremonial Aborigen hoy en día se encuentra en muy mal estado, descuidada y desatendida por quienes deberían hacerlo.
El visitante percibe de una vez la contaminación ambiental y el mal olor por la acumulación de basura y desechos sólidos. Para empeorar la situación, algunos vecinos del lugar lo usan para parquear sus vehículos, maltratando así la vegetación y las áreas verdes que la rodean, sin contar el peligro que eso significa para los niños que se recrean en las canchas de fútbol y otras instalaciones deportivas.
Es tal el daño que, en la piedra donde se sentaba Anacaona, en ocasiones, se pueden observar velas y otros tipos de materiales que hacen referencia a las prácticas de hechicería que toman como santuario ese espacio histórico.
Ciertamente, esta plaza podría ser un monumento importante de promoción turística, educativa y cultural debido a que tiene el potencial necesario para recrear parte de la historia y cultura de las prácticas mágicas religiosas de los pobladores originarios, a la par de constituir una fuente importante de atracción de visitantes nacionales y extranjeros para la provincia de San Juan.
Posibles causas
Detrás de las causas de este deterioro se pueden enumerar un sinnúmero de razones, pero las más fundamentales pueden ser agrupadas en dos categorías: ciudadanos y autoridades.
Por un lado, los ciudadanos que viven cerca del lugar lo utilizan para actividades que contravienen las normas de hábitat requeridas para el mismo. Esto trae como consecuencia la realización de hechos indebibos no propios para un sitio de esa importancia. Son actuaciones que impiden su protección y cuidado.
Mientras que las autoridades tampoco han estipulado regulaciones o normas de conducta que impidan este tipo de comportamientos ni han hecho nada para preservar su valor histórico.
Actualmente, es muy poco el legado material que allí se preserva en comparación a lo que había antes.
Consecuencias
Para el país, el hecho de perder la Plaza Ceremonial Aborigen significaría desechar una gran parte de su historia. Este lugar es una demostración de lo que fueron los primeros pobladores, sus hábitos, costumbres, formas de vida y ceremoniales. Es el espacio ideal para conocer más a profundidad la evolución del dominicano a lo largo del tiempo, y de presenciar en la actualidad el origen de sus raíces.
Cabe destacar que este deterioro va en constante crecimiento con el paso de los años y son escasas las personas e instituciones que demuestran interés por hacer algo para proteger este monumento antes de que los daños sean irreparables.
La Plaza Ceremonial Aborigen es un patrimonio nacional. Una fuente de conocimiento y un recordado homenaje a nuestros antepasados. Es un monumento que merece ser respetado como cualquier otro espacio que haya sido testigo de la historia nacional, en lugar de ser ignorado y olvidado por las autoridades.
Por esta razón, es una necesidad implantar el cuidado de esta área. Se debe hacer realidad que su preservación no solo quede en manos de las autoridades sanjuaneras, sino que todas las instituciones correspondientes a nivel nacional tomen cartas en el asunto y muestren interés por institucionalizar este espacio lleno de un valor incalculable.
Allí se respira aire de dominicanidad. Y una fuente de sabiduría que nunca debe ser pasto de abandono.
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